lunes, 21 de diciembre de 2009

CUENTO DE MENDEL, EDLL: CAPÍTULO 2º

Aquella sacudida que me había hecho estremecer de felicidad también me hizo rebobinar. Volví la vista atrás y pude ver su figura. Un señor que podría encajar dentro de un cuadrado, encorbado, calvo. Sentado siempre en aquella mesa repleta de libros susurrando, regozando, meciendo su cuerpo mientras devoraba títulos, editoriales, precios. Así como se les enseña a los niños en el Cheder judío, Jackob se bamboleaba en su cuna negra olvidando su alrededor, abstrayéndose del mundo. A aquel librero de Galitzia no se le escapaba ninguna novedad, tampoco las joyas encuadernadas de anticuario. La primera vez que me lo presentaron me maravilló su capacidad de concentración. Lo hacía único, especial. Iba en busca de unos libros imposibles para mi tesis. La documentación a cerca del mesmerismo, el magnetismo animal y la hipnosis escaseaba, cuando un colega me aconsejó visitar a la más grande de las ratas de biblioteca. Husmeaba todos y cada unos de los rincones de la ciudad en busca de los ejemplares más olvidados y  vivía en un café del centro. Y así fue como lo conocí:
- ¿Cómo? ¿Qué?... Esos, esos son unos jodidos funcionarios (perdonen los funcionarios a Mendel) que tendrían que estar cargando piedras en lugar de estar  entre pasillos de hemerotecas, filmotecas , brrruuu...tecas... Me contestó Mendel
- Ven mañana a primera hora, las 8. Tendrás estos títulos que andas buscando.
Y asi fue, a la mañana siguiente en aquellas mismas coordenadas recogí los libros que tanto me ayudaron. En alguna ocasión volví, siempre a aquella mesa que hoy estaba vacía.
¿Dónde estaba? ¿Dónde había ido a parar? ¿Qué había sido de él?

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Queremos el 3er Capitulo!
Qué intriga...